En momentos como éste, cuando el amanecer trepidante se arrastra detrás de las ventanas sin que haya conseguido caer en el llamado sueño de los justos, recuerdo aquellas palabras del sabio lujurioso de lengua bífida, Zaratustra, cuando proclamaba: "Afortunados los somnolientos, pues no tardarán en dormirse".
Tengan pues, buenos días... Afortunados hijos de puta.
Tengan pues, buenos días... Afortunados hijos de puta.
2 comentarios:
Más, más, más, más
Danzas místicas... Aveces pasos días enteros dejando de quererte y tu ni lo notas. -Mariella S-
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